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cachorro-vacina-veterinario-11707La diabetes en el perro: en qué consiste y cuál es su tratamiento

La diabetes es una enfermedad endocrina común en el perro. Su curso es crónico y se controla administrando insulina y cuidando la dieta.

Al igual que el ser humano, el perro doméstico padece la diabetes mellitus con una prevalencia muy alta, siendo las razas terrier, caniches, teckel, schnauzer miniatura y golden, las más predispuestas.

La diabetes es una enfermedad endocrina que da lugar a una hiperglucemia crónica.

La diabetes mellitus se clasifica en dos tipos: diabetes tipo I y diabetes tipo II

Se distinguen fundamentalmente dos tipos de diabetes: la tipo I y la tipo II, y ambas tienen que ver con la insulina. Existe un tercer tipo de diabetes: la diabetes insípida, pero ésta no está relacionada con las anteriores, puesto que se debe a la ausencia de hormona antidiurética o a la resistencia a su efecto.

El páncreas es una glándula que tiene a la vez una función exocrina que interviene en la digestión secretando enzimas al tubo digestivo; y una función endocrina, al secretar principalmente dos hormonas a la sangre: la insulina y el glucagón.

La insulina es sintetizada por las células Beta del páncreas, y su función es anabólica  porque facilita el paso de glucosa desde la sangre al interior de las células del organismo, por lo que reduce la glucemia. El glucagón tiene la función contraria, aumentando la glucosa en sangre por la movilización de las reservas de glucosa del hígado.

La diabetes tipo I se produce por una ausencia total o parcial de insulina

La diabetes tipo I se caracteriza por la ausencia total o parcial de insulina, y puede deberse a múltiples causas, como por ejemplo:

  • Pancreatitis.
  • Insuficiencia pancreática.
  • Causas hereditarias (por las razas predispuestas)
  • Enfermedades autoinmunes.

También es posible que la enfermedad sea iatrogénica si se está medicando al perro con glucocorticoides, puesto que aumentan la gluconeogénesis; y esto a su vez eleva la demanda de insulina de manera constante y mantenida para disminuir la glucemia, pudiendo agotar las células Beta del páncreas.

En la diabetes tipo I, al no haber insulina disponible, aumenta la glucosa en sangre.

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La obesidad es la causa más frecuente de la diabetes tipo II

La diabetes tipo II no se produce por una ausencia de insulina, que incluso puede tener unos niveles normales, sino por una resistencia a su efecto. La causa más común es la obesidad, puesto que la grasa interfiere con la capacidad del organismo para responder a la acción de la insulina.

Asimismo hay sustancias orgánicas, como la progesterona en las perras cuando están preñadas o después del celo, que pueden aumentar también la resistencia del organismo a la insulina.

En la tipo II, aunque hay insulina disponible, ocurre lo mismo que en la diabetes tipo I: aumenta la glucosa en sangre.

En un perro con diabetes la glucosa de la dieta pasa en su totalidad al torrente sanguíneo. Cuando la glucemia en el perro supera los 200 mg/dl (umbral renal), la glucosa comienza a eliminarse por la orina. La glucosuria es uno de los síntomas más característicos de la diabetes. Además, el aumento de glucosa en la orina genera poliuria, y en consecuencia polidipsia, que son ambos indicios muy importantes para el diagnóstico. La deshidratación derivada de la poliuria, y la pérdida de iones son también característicos.

Un síntoma típico es el aumento del apetito con adelgazamiento progresivo

Por otro lado, al haber menos glucosa en los tejidos, se produce un adelgazamiento progresivo, pero al mismo tiempo, se estimula el Centro del hambre en el cerebro, y se genera polifagia. Es decir, que el animal tiene mucha hambre y come más de lo normal, pero cada vez está más delgado.

Paralelamente, como el organismo no puede obtener energía a partir de la glucosa, porque no entra en las células, trata de obtener energía por otras vías, y se produce una oxidación hepática de los ácidos grasos, que genera una acidosis metabólica.

Con todos estos indicios, se puede sospechar que el perro padece diabetes, y será el veterinario el que realice un diagnóstico definitivo. A partir de ahí, el facultativo instaurará un tratamiento para controlar la enfermedad.
El objetivo del tratamiento es doble: por un lado eliminar o disminuir los síntomas. Y por otro, conseguir que la glucemia se mantenga en unos niveles próximos a la normalidad.

Tratamiento con administración de insulina y control de la dieta

En el caso de la diabetes tipo I, el tratamiento pasa por la administración, crónica y de por vida, de insulina exógena.

Para la diabetes tipo II, a veces es eficaz también la administración de insulina, porque aunque hay insulina disponible, al aumentar la resistencia del organismo a su efecto puede ser necesario aumentar los niveles. Pero lo más importante es el ejercicio para que el perro baje de peso, puesto que la obesidad suele ser la causa primaria.

Además, en uno y otro caso, hay que tratar enfermedades y procesos concurrentes. Si una pancreatitis ha causado una diabetes tipo I, habrá que resolverla antes de comenzar a medicarle contra la diabetes. Si se tratara de una perra en la que los elevados niveles de progesterona le están produciendo un aumento de resistencia del organismo a la insulina, provocando una diabetes tipo II, podría ser recomendable la castración.

Por último, en ambos casos es muy importante el control de la dieta para corregir el peso y evitar fluctuaciones de glucosa. La dieta debe tener las siguientes características:

  • Rica en fibra
  • Contener hidratos de carbono complejos de lenta absorción
  • Moderadamente baja en grasa
  • Tener un contenido proteico que cubra las necesidades de mantenimiento

Existen muchas dietas comerciales que cumplen todos estos requisitos.